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UN LÁPIZ PARA RECORDAR Y UN BORRADOR PARA CORREGIR LO QUE SE CREÍA PERFECTO

  • Foto del escritor: Estefanía Castañeda Ruíz
    Estefanía Castañeda Ruíz
  • 28 mar 2020
  • 3 Min. de lectura

Llega un momento donde normalmente la reflexión nos acompaña todos los días, pero en situaciones delicadas y sin burlas como las que estamos viviendo hoy; nuestro pensamiento y conciencia se apoderan totalmente de nosotros, nos enseñan a mirar otro panorama del mundo y hasta llegar a pensar que vamos a caer en la locura completa.

Y es tan fuerte el impacto que estamos viviendo, que pensamos que nada de eso es normal, buscamos todos los medios distractores, y caemos en sueños profundos que algunas veces resultan ser pesadillas, dudamos hasta de nuestras propias capacidades cuando no  encontramos nada que hacer, ya sea ver un canal de televisión, estar conectados a un escritorio remoto laboral, ver una serie de risas o acción o sencillamente dejar que el cuerpo se siga relajando y dormir. Así pasen uno, dos o miles de días, el provecho de cada capacidad de nosotros no debe surgir por no poder realizar los planes que querríamos, sino lograr y llevar acabo talentos que tenemos, pero que por la cotidianidad de la vida, no se han podido llevar acabo, suena ridículo e incluso como leyenda de pueblo, pero la capacidad y gran don que tiene cada uno de nosotros es asombroso; es decir; unos se dedican a dormir, sí, aunque suene gracioso, pero aveces las personas que parecieran tener mucha pereza, son las más brillantes, tienen ese don para sentirse inspirados y con grandes metas a cumplir en su trayectoria de vida, el don de investigar y dedicarse al Internet de manera productiva, el don de la vanidad y la diversión para animar a los que queremos y por último darnos cuenta, que esta situación actual nos ha permitido por primera vez trabajar en equipo y nos ha llevado a percibir que la sociedad en la que vivimos genera dependencia unos a otros.


Las peluquerías dependen de nosotros como nosotros de ellas, el servicio de zapatería depende recíprocamente, los restaurantes, negocios, fiestas, todo es en conjunto y en equipo, y lo más importante de estar guardado en el lugar en el que crecimos, o más bien en donde soñamos y dejamos afuera los problemas que nos agobian es en casa, y es en este momento, donde hacer cosas diferentes nos hacen sentir útiles, no por sentirnos solos, o desocupados, sino porque aprendemos a pensar en nosotros mismos, a no regalarnos a los sitios laborales que nos generan ingresos, a dejar de ser tan dependientes de lo mismo, a no seguir en la rutina, a mirarnos al espejo y pensar, ¿Qué hemos hecho con nuestra vida? ¿he viajado lo suficiente? ¿tengo todo el tiempo para compartir todo con los seres que amo? ¿he aprovechado y distribuido bien el tiempo?.


Creo que todo esto que esta pasando, no solo nos ha cambiado la vida, sino le ha dado un respiro a cada espacio del mundo, un respiro a la naturaleza, al mar, al aire, le ha devuelto las ganas de vivir y la ausencia al miedo sembrado en algunos sitios, ha dejado lecciones de responsabilidad, de cuidado hacia el planeta que vivimos y de cuidado hacia nosotros mismos, por quienes somos y a qué venimos.


La negatividad no puede ser símbolo de lo nuevo por llegar, debe ser el descubrimiento de lo valiosos que somos, de los cambios que podemos generar y de las grandes fortalezas que podemos lograr, como personas, hermanos y grande unión en equipo.





Estefanía Castañeda Ruíz

Comunicadora Social y Periodista



 
 
 

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