SI RECORDAR ES LASTIMARSE, OLVIDAR ES CONFRONTARSE

Nadie dijo que fuera fácil, nadie habló de que fuera imposible y nadie pensó que fuera tan increíble.

Nadie imaginó que fuera tan doloroso, nadie sintió que fuera tan frío, pero, sólo las lágrimas y los recuerdos generaron presencia, identidad y valentía de lo que se creía perdido, devastado y olvidado.

Nadie sugirió algo diferente, porque la decisión estaba sólo en nuestras manos, nadie dedujo que fuera rápido y nadie pensó que el camino era el más largo, tedioso y a la vez grandioso.

Nadie es quien para juzgar, lastimar, reprochar y mentir, solo nadie es dueño del engaño, manipulación y desamor, porque sólo nadie puede saber el verdadero sentimiento de una amistad, un amor, una sensación o una distracción. Porque para identificar ese nadie, se debe identificar ese amor interno, del que nos rodea, brindamos y amamos.

Simplemente nada ni nadie surge de la nada, cada golpe del destino es una coincidencia, enseñanza, decisión, precisión y sabiduría, la ventaja está en ser más seguro de sí mismo por siempre y para siempre.

Nadie es adivino para saber lo que está por venir, nadie sabe que por dentro se muere de tristeza y por fuera se explota de alegría, nadie sabe lo que tiene, nadie sabe cuál es el deber ser, solo nadie sabe la experiencia del otro hasta vivirla, sentirla y sobrevivirla.

Porque solo ese nadie, es el que aprende a fortalecer lo que intentan debilitar, marcar y matar.

Que la fuerza motive, que la verdad crezca y que la honestidad rejuvenezca por y para toda la vida.

Estefanía Castañeda Ruíz

Comunicadora Social y Periodista