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SE LLAMA DESTINO

  • Foto del escritor: Estefanía Castañeda Ruíz
    Estefanía Castañeda Ruíz
  • 7 jun 2021
  • 2 Min. de lectura

Recorrer lo inesperado; sentir lo nunca deseado y lamentar lo no planeado, ahuyentar lo peligroso y añorar lo esplendoroso, sentir recorrer las lagunas y los recuerdos, sentir la brisa recorriendo cada parte del cuerpo y observar la maldad en cada parte y la acción como defensa espeluznante. Caminar cada piedra de resentimiento y elegir el camino siniestro, escuchar cada lamento sin poder decirle a la mente por orgullo "lo lamento", poder sentir esa sensibilidad para actuar de la mejor manera y dejarse llevar por la poca cordura y deseo momentáneo de lo social, lo íntimo y estrechamente personal.

Poder sentir la sensación de culpa compartida, de imagen sin censura y del cumplimiento reprimido; recorrer los recuerdos más temerosos pero también los más asombrosos, poder reírse de cada consejo y cada advertencia para no caer al abastecimiento nefasto y no poder tener el gusto de la razón y de la palabra "te lo dije, te lo dije, te lo dije". Tener la conciencia limpia en cada proceder a realizar, tener la seguridad y precisión de que todo tenía que pasar, que así lo marcaba el destino, que así lo marcaba el camino y que así tenía que quedar en el recuerdo, en ese rincón más oscuro, del cual a la fecha no hay respuesta fugaz. Pensar una y otra y otra vez y martirizar la mente una y otra y otra pregunta ¿por qué así? ¿por qué en ese momento? ¿Por qué de esa manera? ¿Por qué tan rápido y tan temprano? ¿por qué la amargura ya? ¿por qué no más adelante? Sólo por qué así, sólo por qué no de otra manera?. Entonces una vez roto el lazo de advertencia, empieza el lazo ligado a la experiencia, al nuevo pensamiento y al nuevo proceder no por venganza, no por llamado de atención, solo por marcar nueva vida y dejar de probar y sentir tanta decepción. No sentir remordimiento, llenar la madurez al corazón, aterrizar los sentimientos a la realidad, esconderlos a mas no poder y saberlos volver a brindar cuando la persona correcta se acerque en un abrir y cerrar de ojos sin parar.

Despertar, aterrizar, ignorar la incredulidad y aprender de la experiencia para no decaer en el error que marco el primer recuerdo a la nefasta decepción.



Estefanía Castañeda Ruíz.

Comunicadora Social y Periodista.

Estefanía Castañeda Ruíz.

Comunicadora Social y Periodista.

 
 
 

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