NO LE PONGAMOS NOMBRE.

No le pongamos nombre a lo que se siente, no nombremos lo que no tiene explicación, podrán pasar mil seres, pero solo tú y yo sabemos lo que nos une, nos define, solo tú y yo o solamente mi corazón sabe que siente, que mide, que le afecta, que no y que continua.

No definamos lo indeciso, no pongamos nombre a lo que no existe, porque si se crea se daña, no funciona o no es para ti.

No le pongamos nombre, no le pongamos apellido, no existe, no sirve, no le pongamos un recuerdo, el recuerdo no existe solo lástima, quema, mata y envenena, el recuerdo solo es una memoria fotográfica que debe quedar en el libro mental, en el libro de los ojos, en el libro interno, personal e intransferible.

No le pongamos un inicio ni un fin, que los ojos muestren la intención, que los oídos permitan oír aquella conciencia sin reversa, que la boca y los labios sean la conducción de lo que se desea, se siente, se vive y se hace, que las manos sean solo el conducto de la caricia, del deseo, del amor, pero sin nombre, no le pongamos a nada, no es válido, no existe, solo se siente, solo se vive, pero no existe, nunca existió.

No le pongamos nombre, nunca le pongamos nombre.

Estefanía Castañeda Ruíz Comunicadora Social y Periodista

Estefanía Castañeda Ruíz Comunicadora Social y Periodista