LA INMADUREZ Y LA CEGUERA

Cuando los procesos y constantes movimientos de desesperación surgen y surgen en la vida cotidiana, todo tiene un nivel de moderación diferente, el hecho se sentir frustraciones, deseos no cumplidos, sueños frustrados, todo esto es un proceso realmente nefasto, que hace sin ninguna intención que la palabra madurez torne un giro inesperado, y que los oídos, los ojos y la boca en esos momentos pierdan todo tipo de función, reflexión y acción a tomar.

Por ahora solo queda lograr hacer y mantener el control sobre lo que se cree perdido e imposible, pues en el momento en qué se fortalezca la autoestima qué es la mayor protagonista acá, se contará con la mayor disposición y por decirlo de alguna manera, una renovación a los aspectos más importantes y los objetivos más esenciales qué motivan al alma a que un nuevo día comience.

El alma es su máximo esplendor, la inmadurez trabajada con la acción y la ceguera, hay que trabajarla en aquellas cuestiones que solo lastiman y qué no dejan qué la propia mente tenga su propia solución, su propia exploración, quitar la nobleza, y quitar las palabras NO cuando los deseos y los sueños, explotan todo el tiempo.

Estefanía Castañeda Ruíz Comunicadora Social y Periodista