LA IMPOTENCIA POR ENCIMA DE LA TRISTEZA Y POR DEBAJO DEL SILENCIO

A veces el grito y el desespero son solo señales de cobardía y de poca autoestima por intentar expresar algo que sí tiene escucha, pero no tiene solución, no tiene cambio, no tiene ni visión ni misión, no tiene ninguna precisión.

La impotencia juega un papel de doble filo, por un lado, está la actitud, el dominio de las emociones sobre cada ser y por el otro está el silencio convertido en algunas veces como aceptación al error, pero una aceptación externa para evitar un problema mayor, opacando, apagando, silenciando la verdadera luz de voz y acción en cualquier situación de la vida cotidiana.

Es por ello que la inteligencia debe dominar la impotencia, debe hacerla primar y debe tener una victoria sin ningún refute, la impotencia debe estar por encima de la tristeza pero como factor de fuerza, escudo y resistencia ante el factor del ego degenerativo, el ego posesivo, el ego humillativo, la inteligencia y el control por encima de las lágrimas con ese sinsabor, debe estar también por encima del silencio, pero, lamentablemente no lo está en algunas ocasiones, porqué prima la discusión y el hacer verle al otro los errores que uno con sus mismos errores empeora la situación y en vez de despertar, aleja, genera cansancio, aburrimiento y lo más triste el sufrimiento constante sin salida, con una respuesta, pero sin una ayuda.

Y sí, aunque la impotencia sea un sentimiento difícil de responder, no es indestructible ni es inmortal, es una emoción de control que se responde con la acción de la sabiduría, el ejemplo y el espejo de la consecuencia frente a una acción que nunca es aceptada, es refutada y lo peor de todo una acción qué sigue siendo grande, reiterativa y de cierta forma ventajosa.

A veces el silencio juega su papel, y juega un papel fructífero NO es ni indiferencia ni de orgullo, es una curva de aprendizaje qué fortalece y garantiza que el mensaje que a uno como ser humano le cuesta brindar el mismo silencio lo brinda sin parar, con objetivo, con marca y con reflexión.

Su silencio de enseñanza, su impotencia como acción reactiva y la tristeza como un limpia vidrios de sanar y volver a empezar.

Estefanía Castañeda Ruíz Comunicadora Social y Periodista

Estefanía Castañeda Ruíz Comunicadora Social y Periodista