GRITAR

La acción qué significa cobardía y desespero al saber qué en algunos momentos no se logra obtener la razón, y creer que el gritar es el camino más fácil, cuando en realidad es el más bajo, faltando al respeto y solo quedando mal el ser qué con fuerza lo hace, y con menos fuerza se excusa.

Gritar solo lastima más las sensaciones qué queman el cuerpo, solo aumenta más el desespero, el miedo, los nervios y la impotencia como en aquel artículo donde la misma se apodera del cuerpo, donde no se encuentra una salida y donde no hay forma de buscar una solución, ya que se piensa que gritando se va a calmar la marea, cuando en realidad va a arder más la hoguera qué mediante ese timbre de voz alto se ha provocado, sin una posible solución cercana.

Gritar no soluciona las cosas, no permite una visibilidad clara del conflicto o suceso al qué se enfrenta, no va a generar nada positivo, sólo generará anhelos qué no se van a cumplir, disculpas qué serán una pérdida de tiempo, nada valdrá la pena cuando se piensa que gritar soluciona lo que con palabras, madurez y el amado silencio puede solucionar.

Decir que gritar no se debe hacer es fácil, aplicarlo y enfrentarlo a diario con acciones que lastiman es el reto, se debe pensar en lo que puede generar no hacerlo, en esos resultados qué dependen de cómo se actúa, se analice y se tome la mejor decisión, solo eso la mejor acción y el mejor proceder a lo que se ama, a lo que se desea, a lo que se anhela y a lo que se tiene.

Gritar no, aplicar el silencio sí, aplicar irse, este depende de su nivel de impulso y emoción en acción, pero sobre todo, su silencio es su solución al veneno qué algunas personas pueden generarte.

Veneno qué se evita, no gritando y siendo estratega, a eso se le llama Inteligencia emocional.

Estefanía Castañeda Ruiz

Comunicadora Social y Periodista

Especialista en Comunicación Organizacional