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A VECES CRECER DUELE

  • Foto del escritor: Estefanía Castañeda Ruíz
    Estefanía Castañeda Ruíz
  • 10 mar 2024
  • 2 Min. de lectura

Tanto es el afán de crecer que no se puede llegar a imaginar la realidad que se recibe, la preocupación entrante y las constantes incógnitas a tantas novedades que suceden en el entorno.


A veces las mentes se dejan guiar bajo la imaginación de lo que puede ser y lo que no puede ser, tienden a crear películas y sucesos que en algunos momentos pueden ser reales, y otras veces se cumplen pero con ciertas novedades que la mente humana algunas veces omite, por ahora el crecimiento en cierto momento es deseable pero en ciertas vivencias se requeriría que no sucediera, es una cuestión incierta donde el deseo de ser adulto tiene sus ventajas y sus desventajas.


O como olvidar cuando las travesuras eran más divertidas sin pensar en alguna preocupación, o tan solo llegar a imaginar que el documento que certifica ser mayor de edad iba a ser la causal para tantos responsabilidades que al final siendo tan sólo niños no tendrían el impacto que hoy tienen.


A veces crecer duele un poco, pero centra el camino y la meta a seguir, purifica y centraliza los objetivos a cumplir, pasa como el cuento de Peter Pan si creces se pierde la fantasía pero si te quedas niño; ¿qué futuro se puede conseguir?, porque vivir de la imaginación es lindo pero, momentáneo, y aquí lo verdaderamente importante, analítico y eficaz es construir la base de la realidad, aprender de las experiencias de la niñez, adquirir y ejecutar los buenos ejemplos de los padres, abuelos, tíos y/o cualquier miembro que se considere especial de la familia.


Los ejemplos son vivencias, las vivencias son experiencias, las experiencias van cargadas con el mayor talento, conocimientos, y aquellos conocimientos solo muestran la guía, lento, pero seguro, solo reflejan el sueño del alma, y la perseverancia con la que se consigue, a veces crecer se ve como un aspecto negativo, como una especie de imagen amenazante, pero a la final solo es un camino nuevo por vivir, como cuando nos enfrentamos a historia, a los números, o a cualquier reto que en su efecto se identifica difícil o imposible,  pero a la final es algo lindo, benefactor y único.


Por ahora crecer nunca va a dejar de surgir, siempre representará algún reto, una enseñanza, una virtud, un concepto, pero sobre todo un orgullo que genera la superación del miedo a las decisiones que por más difíciles que sean, a la final resultan ser necesarias, precarias y rigurosas y vigorosas.


Crecer enseña, no madurar lastima.



Estefanía Castañeda Ruíz

Comunicadora Social y Periodista

Especialista en Comunicación Organizacional


 
 
 

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